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sábado, 23 de julio de 2016

La muerte del salario por @chatoguedez


Por José Ignacio Guedez


La tragedia más grande que se vive en Venezuela y de la que muy poca gente habla, es el dato científico de que aquí nadie puede vivir de su trabajo. Se dice fácil, pero un país en el que trabajar “no paga” está destinado a una catástrofe social, la cual apenas comienza. Actualmente estamos en pleno proceso de devaluación oficial sin precedentes a través del cual los “precios justos” se han dolarizado multiplicándose por diez y hasta por veinte en lo que va de año. Lo único que no esta dolarizado en el país son los salarios de los trabajadores, quienes han sido escogidos por el “presidente obrerista” como los pagadores y chivos expiatorios de la crisis.

Primero fueron los alimentos y ahora le tocó el turno a los servicios. Las nuevas tarifas de la socialista CANTV para el servicio de internet son elocuentes en este sentido, ya que pasaron de setecientos bolívares a más de siete mil bolívares de un plumazo, más de medio sueldo mínimo para contar con el internet más lento del mundo. Pero los ejemplos son muchos, y es que nada se escapa a ese dólar oficial contable llamado Dicom que pasó muerto de risa los seiscientos bolívares permitiéndole a toda la economía ajustar su estructura de costo según ley.
Y esto no es culpa del capitalismo, sino obra de Maduro TODAY y la ley de precios justos socialistas, se trata de una devaluación oficial y descomunal de la moneda que empobreció a más del noventa por ciento del país y arruinó por supuesto a toda la clase trabajadora. La clase obrera está sencillamente pasando hambre, mientras que la clase media profesional comienza a vivir su propia tragedia prescindiendo de servicios como el de telefonía e internet y migrando de la salud y educación privada a la pública.

Ni el capitalismo más liberal y salvaje se hubiera planteado esta receta de devaluar el salario de los trabajadores a un promedio cercano a dos dólares diarios. La política de aumentos salariales en medio de esta devaluación ha sido la peor estafa ideológica de la historia. Basta revisar los salarios de los gerentes públicos de cualquier ministerio para darse cuenta de esta tragedia. Ni hablar de los pensionados. El verdadero rostro de la crisis humanitaria es este, el de una clase trabajadores incapaz de subsistir. Sencillamente ha muerto el salario en Venezuela, al punto que en varios casos ya se pierde plata yendo a trabajar. Este debe ser el eje de un movimiento reivindicatorio que tenga como objetivo construir la Venezuela del trabajo con libertad económica y salarios dignos. No hay un camino para la reconstrucción del país que no pase por restituir el valor real del salario con el fin de incentivar el trabajo, al tiempo que se genere confianza para estimular el emprendimiento y la inversión necesaria. El primer paso está claro, que los trabajadores se pongan al frente del referéndum revocatorio para sacar a quien les expropió sus ahorros e ingresos para dejarlos en la indigencia de esperar una bolsa de comida.

22-07-16




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